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“Tonterías, hombre, hoy somos todos iguales”

Un tonto en una caja: Análisis de la Obra | Abel Lisman, crítico de teatro en Mendoza.

Un tonto en una caja

El teatro del absurdo tiene ese encanto que lo vuelve atemporal. Cómo podemos traspasar las barreras de lo cotidiano y envolvernos en otra realidad. Una que no responda a la lógica y que nos pregunte ¿para qué estamos donde estamos?

En el plan de la reconstrucción, lenta pero segura, de la Enkosala Gladys Ravalle el Juan Comotti nos presenta esta obra de Martin Giner. “Hoy es la noche extraña y todos entramos por la puerta grande.”

Desde el comienzo, los personajes nos van introduciendo en su mundo, dándonos a entender que existen tres tipos de personas: los notables, luego los grandes y por último los pequeños.

Cada tipo de persona tiene sus características: los notables son los sujetos más alabados de la sociedad, quienes tienen el resto a sus pies. Los grandes se dedican a estudiar (en este caso el comportamiento humano) y también gozan de cierta relevancia social. Para completar la lista están los pequeños, quienes son sometidos por los demás, aunque sean una amplia mayoría y se encarguen de las labores que los otros dos no quieren hacer. “Es gracias a nosotros, los pequeños, que a ustedes no los tapa una montaña de mierda” diría en algún momento el personaje.

La obra nos sitúa en la casa de un “notable” el día de su cumpleaños. Allí ha llegado una caja de gran tamaño, la cual se vuelve un personaje más, con ciertos poderes especiales.

El notable habla desde una voz en off granhermanezca que le da poder y una sensación de omnipresencia por todo lo que sucede en la escena y aquello de lo que discuten el grande con el pequeño.

Constantemente los tres personajes tratan de buscar su lugar y de demostrarnos su utilidad y lo necesario que son a nivel social, mostrándonos quién tiene todo por perder y quién tiene todo por ganar.

Como buen representante del género absurdo nos muestra una crítica social muy elocuente, utilizando la ironía, la declamación llevada al extremo, los tropos típicos del género, la burla hacia la religión y las clases sociales y el valor de la vida de cada uno. Se nos plantea quién sería un tonto en las situaciones que presenta, cuál es el sentido de la vergüenza y si una muerte vale más que otra. Desde lo teatral se destacan las tres actuaciones de… y la ingeniosa puesta de Juan Comotti, mostrando con silencios, juegos de luces y dinamismo una obra que nos plantea debates filosóficos y nos da ganas de debatir con notables, grandes o pequeños…sean quienes sean. “Otra brillante idea…para un tonto.”

Escrito por Abel Lisman

Actor, Profesor Nacional de Teatro (COSATYC Andamio '90), asistente de escena del teatro de Andamio entre los años 2010 y 2012; colaborador en diversas obras teatrales de Buenos Aires y Mendoza; escritor de un libro sobre pedagogía ("Pedagogía Incendaria. La escuela tiene los días contados"). Crítico teatral de la revista "Palabras Macabras" (2018) y del Diario El Sol (2023).

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