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Llorar no arregla nada

Mamá está más chiquita

Pónganse cómodxs y agarren el pororo que esta crítica va para largo.

Hay momentos en que el teatro se vuelve aún más especial que de costumbre. Son funciones muy particulares, que hay que vivirlas para entenderlas en profundidad. Y las aproximadamente 700 personas (o más) que vimos la función del sábado 09 de Mayo del 2025 lo vimos claro. Éramos un montón de gente chiquita formando parte de algo muy grande. Sabíamos que iba a ser un momento distinto, una obra que nos iba a quedar marcada y acá, entre nos, más allá de lo emocionante del texto, sí era una función para llorar (eso justifica el hecho de que hace mucho que no escuchaba tanto gimoteo de alegría, tristeza y amor juntos en un solo lugar). Entiendo que es parte de lo que Ignacio Olivera y Juan Pablo Schapira buscaban con la dramaturgia pero dudo que lo hayan pensado con tanta carga emotiva como logró hacer el elenco dirigido por Hernán Iguácel en esta ocasión.

¿Por qué digo esto? Porque esta función del musical “Mamá está más chiquita” fue la última. Sí, la última que realizó Claudia Racconto ya establecida como intérprete representativa del teatro mendocino en las tablas de Buenos Aires. Con las últimas funciones que está haciendo de esta obra y de Rouge este mes concluye un ciclo para iniciar una etapa en el Este del país. En la ciudad que no duerme, donde los teatros son gigantes y la calle Corrientes es tanto una marquesina de grandes talentos nacionales y rioplatenses como un hada madrina que cumple los sueños de quienes aman la comedia musical.

Bueno, vayamos a la obra en sí. Comenzó todo con un sorteo para la gente que llegamos temprano, como también para agradecer esta sana costumbre y la entrega de un flyer de la obra, otra hermosa costumbre que se fue perdiendo en los últimos años por distintos motivos.

“Mamá está más chiquita” cuenta la historia de una familia. Una familia unida y con un código propio. Los integrantes de la misma son:

Rita (Claudia Racconto): una madre que se sabe responsable de lo que pasa en su casa. La capitana de un barco que entiende lo que es ser adulta pero también lo que es jugar. Una persona que reparte su tiempo entre los compromisos que les tocan para mantener a su familia como los momentos dedicados a la satisfacción de sus hijxs. (¿Es que acaso la mujer, cuando es única tutora, tiene que dedicarse enteramente a su familia sin tener tiempo para sí, sacrificándose a sí misma?);

-Diego (Nahuel Arce): un hijo mayor con una sensibilidad particular. Desde la inocencia que tiene, ve el mundo de otra manera. Se mete en su pieza para imaginar mundos posibles, situaciones fantásticas que lo llevan a toda clase de aventuras, y luego vuelve a interactuar con su círculo cercano para que formen parte de esa realidad semi-ficcional en la que está inserto. *Acá voy a poner un asterisco para hablar de este personaje más tarde;

 -Clara (Camila Acosta): su hija adolescente. Como tal y por ser neurotípica, en comparación a su hermano, su madre no le presta demasiada atención y puede notarse levemente desplazada del ámbito endogámico intrafamiliar, buscando satisfacción personal en su relación con Germán, su novio;

-Germán (Andrés Sosa): un muchacho que busca estar con su novia, en una relación pasional y efébica, en parte mostrándose y en parte escondiéndose de la mirada de esa familia;

-Alicia (Celeste Rodríguez de Mesa): la madrina de lxs “chicxs” de Rita, que aparece con su forma de ser más “estructurada” para ir adaptándose y aprendiendo cómo manejarse con Diego y Clara.

Hay diversos planteos que se dejan entrever en la relación de los personajes de la obra tales como: ¿quién mira a lxs hijxs cuando crecen?, ¿llorar arregla algo?, ¿lo que pasa en la vida es porque sí? y otras preguntas que nos dejan cuestionándonos en nuestras propias relaciones intrafamiliares.

*Pero quiero hacer especial énfasis en el punto que dejé planteado con el personaje de Diego. Mi pregunta es la siguiente: ¿hasta qué punto el amor y protección de una madre de una persona neurodivergente (término que engloba a múltiples condiciones mentales, de las cuales considero que el personaje del hermano mayor forma parte) le impide crecer y desarrollarse? ¿Quién ayuda a una madre que lo único que hace es demostrar amor hacia sus hijxs, dejando incluso su salud en el camino? ¿Qué es lo normal? ¿Cuál es la respuesta correcta, si es que hay una?

La obra, al igual que los destinos inciertos y auspiciosos de su protagonista en la vida real en búsqueda de nuevos rumbos nos deja una mezcla de incertidumbre, confort y calidez, gracias a las excelentes actuaciones y la correcta y sensible dirección de Hernán Iguácel.

En palabras del propio autor musical de la obra en un medio digital de su Fisque Menuco natal: “cómo la ternura siempre nos saca adelante. Ante la adversidad: la ternura, el amor, la magia en algún sentido, hacen las cosas más llevaderas” y así fue cómo esta obra nos logró conmover y emocionar a quienes fuimos a verla. No sólo como espectadores sino como parte de algo que nos va a unir para siempre, cuando recordemos esta función y volvamos a sonreír con nostalgia.

Tanto quienes se emocionaron con el papel de Rita al darle el premio de Mejor Interpretación femenina en un espectáculo musical a Claudia Racconto en los Premios Hugo Federales como El Teatro Quintanilla a sala llena y aplaudiendo de pie lo demostraron.

Como yapa me gustaría agradecerle a Claudia por todo lo que me ayudó en mis comienzos como crítico, cuando nadie me conocía y ella me invitaba a ver sus obras para conocer mi opinión. Le deseo lo mejor en la Ciudad de la Furia, el lugar que me vio crecer. Tenemos caminos inversos pero con objetivos en común: amar el teatro y contagiar esa pasión a todas las personas. Mucha mierda en esta nueva etapa.

Ficha técnica:

Dirección general: Hernán Iguácel.

Dirección vocal: Enrique Lucero.

Producción: Ania Josefina Ormeño.

Vestuario y escenografía: Santiago Martín.

Diseño lumínico: María Vilchez Aruani.

Técnico de sonido: José Fiz.

Técnica de luces: Diana Moyano.

Libro: Ignacio Olivera.

Música y letras: Juan Pablo Schapira.

Fotografía: Friki Studio.

Diseño gráfico y Redes: HI Comunicación Visual.

Ilustraciones objetos: Manos libres (Gabriel Julián)

Actuación: Claudia Racconto, Camila Acosta, Nahuel Arce, Andrés Sosa y Celeste Rodríguez de Mesa.

Covers: Raquel Delú, Gabriel Vazquez y Valentina Mocoroa.

Prensa: Eugenia Cano – AP! Comunicación

Escrito por Abel Lisman

Actor, Profesor Nacional de Teatro (COSATYC Andamio '90), asistente de escena del teatro de Andamio entre los años 2010 y 2012; colaborador en diversas obras teatrales de Buenos Aires y Mendoza; escritor de un libro sobre pedagogía ("Pedagogía Incendaria. La escuela tiene los días contados"). Crítico teatral de la revista "Palabras Macabras" (2018) y del Diario El Sol (2023).

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