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¿Qué será de nosotros Pueblo? Sólo el Río lo dirá

Hizo falta tanta agua

La escarapela como símbolo nacional, como así lo fue/es la figura de Mariano Moreno, uno de los primeros próceres de nuestra gestante Patria, allá por principios del siglo XIX. Por eso nos reciben en la antesala de la función con este distintivo representativo del cambio de época que fue la Revolución de Mayo de 1810 de la que Moreno fue uno de los protagonistas.

La obra nos involucra en un musical muy autóctono, muy nuestro. Una manera de leer la Historia argentina que nos lleva a pensar si nos enseñaron de forma correcta todo lo que nos ocurrió desde la expulsión de los españoles y los ingleses hasta ahora.

Desde un subtexto Lautaro Volpe (dramaturgo, profesor de historia y actor protagónico) nos va guiando por todo lo que sucedió en el ocaso del Virreinato del Río de la Plata y cuando se organizaba el Pueblo como tal para plantear un cambio, que derivaría en la Revolución de Mayo, la Asamblea del año 13 y posteriormente en la Independencia.

Pero la obra se centra sobre todo en el abogado que se puso al hombro las ideas revolucionarias y el ideal de libertad que tenía el pueblo que quería liberarse del yugo español, como también en su relación con personajes clave como lo fueron Juan José Castelli, Manuel Belgrano y Cornelio Saavedra.

Su vida personal no queda exenta de la obra, siendo que la misma nos corre por un rato de la gesta revolucionaria para sumergirnos en la enfermedad y los delirios (representados de manera muy acorde) y en su relación con quienes fueron sus esclavas y su esposa, María Guadalupe Cuenca.

Existe, latente, en todo momento, la idea de la lucha por la libertad, palabra por demás bastardeada en el último tiempo. Siendo esta una obra contemporánea (estrenada el año pasado) no puedo dejar de pensar en el paralelismo con el gobierno actual y su quimera de los ideales revolucionarios que nos dejaron los próceres de nuestra Historia. Cómo se consideraba en el Siglo XIX que el pueblo sería libre, siendo escuchado por la Primera Junta y la Junta Grande, ambas integradas por las figuras antes mencionadas. “El Pueblo” como sujeto comunal, como coro representativo de un inconsciente colectivo que dice lo que piensa y que es escuchado por quienes deciden ponerle voz a su pedido puede llegar a entrar en conflicto con la Junta de Gobierno pero no silenciado o acallado a la fuerza. Si los ideales siempre fueron los mismos, buscando la unidad y la libertad, ¿por qué existe un empecinamiento en creer que hay superiores e inferiores en un pueblo de iguales? Claro, en la obra todavía no existían las leyes de la asamblea del año 1813 con la libertad de vientre y abolición de la esclavitud y tampoco se llega a vislumbrar la Constitución Nacional de 1853 pero es donde comienza la semilla de lo que luego formó la Nación Argentina como pueblo libre y soberano.

Como ingredientes adicionales a la obra, que le suman originalidad, tridimensionalidad y profundidad, puedo hablar por un lado del lenguaje que utilizan, siendo que muchas de las palabras y expresiones presentes nos remiten a la forma de hablar de principios del siglo XIX, con un trabajo muy meticuloso para lograr su verosimilitud, como también el vestuario es concordante y nos habla con sutileza de a qué clase social pertenecía cada individuo. Recordemos que todo esto se desarrolla en clave de un musical, por lo que la complejidad a nivel actoral que tiene es muy grande y admirable. Se podría objetar que el escenario del Tajamar, templo de los musicales mendocinos por excelencia, puede quedarle chico a un elenco tan multitudinario, siendo preferibles quizás escenarios como el del Teatro Independencia, el Teatro Plaza o el Imperial de Maipú, pero aún así demuestran que se puede adaptar la puesta a este espacio.

Párrafo aparte merece la inclusión de las mujeres en un papel relevante en la Revolución, no sólo como cocineras, lavanderas o compañeras de los próceres sino como fuerza pujante para generar los cambios en el Pueblo. Las cartas de Cuenca son respetadas y exhibidas en expresiones enérgicas, que muestran qué papel les tocó ocupar en este relato tan verídico como invisibilizado. Existen momentos en los que se lanza una crítica concreta de por qué no fueron incluidas en los libros de Historia, lo cual traza un paralelismo con una decisión que tuvo el director en la preparación de la obra que refleja el cambio de época: muy al estilo de Agustín Cuzzani en la escritura de “El Centroforward murió al amanecer”, en la época en que las compañías teatrales tenían cerca de 40 intérpretes, Federico Ortega Oliveras le planteó al dramaturgo que necesitaba incluir más papeles femeninos a la historia, dado que tanto las actrices que había elegido para la obra como lo que a él le sugería la dramaturgia hacían necesario sumarle más mujeres. Y así fue cómo en el elenco terminaron siendo 9 personajes femeninos y 9 masculinos.

Resumiendo, “Hizo falta tanta agua” es una obra necesaria para repensar la Historia Argentina, para preguntarnos qué lugar ocupamos en la misma y qué es la libertad y cuál es el papel de los representantes del Pueblo. Salvando las distancias puedo decir que es nuestro Hamilton local, con referencias a Les Miserables y a los sucesos y relaciones que tenían los actores principales de nuestra Historia, con un papel relevante de las mujeres y en clave de musical. Una obra con un elenco multitudinario de grandes talentos, que rinde tributo al teatro, presentándonos un espectáculo arriesgado, complejo pero perfectamente orquestado.

Ficha técnica: 

Elenco:

Celeste Calderón
Tadeo Colomer
Aldana Dutto
David Laguna
Eugenia Videla
Exequiel Correa
Keko Barrios
Ezequiel Aracena
Gustavo Delascio
Josefina Canillas
Lautaro Volpe
León Ocaña
Lisette Velázquez
Luisina González
Mariana Pecorelli
Miguel Calderón
Natalia Polo
Sofia Persia

Dramaturgia: Lautaro Volpe

Dirección general: Federico Ortega Oliveras

Asistencia de dirección: Gonzalo Canillas

Composición musical: Facu Pelaitai

Dirección vocal: David Páez

Dirección coreográfica: Darío Aguilera

Diseño y confección de vestuario: Yanina Di Munno

Diseño de escenografía: Lautaro Volpe y Federico Ortega Oliveras

Diseño gráfico: Ignacia Alcántara

Música original: Lautaro Volpe

Producción Musical: Pablo Orellano

Producción artística: Rodri Navarro

Redes: Ignacia Alcántara @conecta.ok

Producción general: Proyecto Tajamar Producciones

Producción: Dani Colomer

Escrito por Abel Lisman

Actor, Profesor Nacional de Teatro (COSATYC Andamio '90), asistente de escena del teatro de Andamio entre los años 2010 y 2012; colaborador en diversas obras teatrales de Buenos Aires y Mendoza; escritor de un libro sobre pedagogía ("Pedagogía Incendaria. La escuela tiene los días contados"). Crítico teatral de la revista "Palabras Macabras" (2018) y del Diario El Sol (2023).

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