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Y el ganador es...

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¿Qué premios se entregan a las películas más importantes de la industria?

Luego de concluida la ceremonia de entrega de Premios de la Academia toca hacer un análisis lo más meticuloso posible sobre qué fue lo que pasó.

Primero habría que aclarar algo: ¿Qué son los Premios Oscar y por qué son relevantes? Los Oscar nacieron como un premio creado por Louis B. Mayer (uno de los cofundadores de Metro-Goldwyn-Mayer) para oponerse a la sindicalización de los actores y, de esta manera, poder mantener su explotación laboral porque ¿qué mejor que darle dinero a un actor? “inflarle su ego” fue la respuesta. Luego se fueron sumando más categorías, pero aún así todo esto no impidió que se creara el Screen Actors Guild (SAG, para lxs amigxs) que al día de hoy sigue activo (con Fran Drescher a la cabeza) pidiendo por mejores condiciones de trabajo para quienes ejercen la profesión en la gran pantalla.

En estos premios no sólo se consideran las actuaciones o las labores técnicas que atañen al séptimo arte sino también el carisma o contactos extra-pantalla que tiene cada nominadx (sobre todo referido a las categorías de mejores interpretaciones, dirección, película y guion). O sea que no es precisamente el talento o la interpretación escénica lo que más se valora, o los sentimientos o emociones que transmiten sino quién puso la plata o cómo se difundió la película.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cómo se eligen a las nominadas? Esto es más complejo de lo que se ve a simple vista. Una nominación al Oscar se traduce fácilmente en plata en taquilla por lo que por lo general las aproximadamente 1000 personas de todo el mundo (aunque sobre todo de EEUU) que integran la Academia deben elegir entre las más o menos 20000 películas que salieron ese año con el fin de darle un premio a las que consideran más adecuadas de las 23 categorías actuales. Es imposible que hayan visto las 20000 películas por lo que todo se maneja por influencias. Que tal productora de tal estudio que es amiga mía me dijo que viera su película este año porque me conoce, que tal productor me invitó a una fiesta a promocionar su película, qué tal otro invitó a su programa de entrevistas a tal actor para “charlar con él” y de paso promocionar su última película, que si estreno la peli en Noviembre o Diciembre y eso me da más chances de que la vea gente que piensa nominarla… esos son sólo algunos de los trucos que pasan para que una película se nomine en lugar de otras. TODO es lobby.

Luego, en Enero, cuando salen las nominadas, ahí empieza el juego grande de lxs productorxs, del que Harvey Weinstein era amo y señor. Charlar con todo el mundo y convencer a las personas que eligen no para que vean la película sino para caerles bien y que voten por su película. O sea, rosca política más que cinematográfica.

¿Se valora el talento? Por lo que pudieron leer, está en un segundo y hasta diría tercer plano. Poco importa que seas el próximo Marlon Brando si a tu película la vieron diez personas o no tiene movida dentro del mundo de las productoras (ahí está la gran problemática del cine independiente, porque para ese nivel de difusión necesitás MUCHA guita).

Pero no todo es Oscars en la vida, también hay otros premios que más o menos anteceden los que podrían ser los futuros resultados de los Premios más reconocidos de las industria cinematográfica. Los voy a decir en orden de entrega y quién vota por las películas:

-Festival de Cannes: “expertxs cinéfilxs” franceses son quienes se encargan de entregar estos premios en Mayo. Hasta las auto-nominaciones de Emilia Pérez los consideraba los premios más respetables hoy en día. Ahora me parecen una basura egocéntrica más, con alguna que otra coherencia.

-Globos de Oro: estos premios los otorga la Asociación de Prensa Extranjera de EEUU en el mes de Enero. Tienen buena relevancia y ayudan a tantear las nominaciones principales.

-Critic´s Choice Awards: el nombre lo dice y se dan también en Enero, aunque la pregunta es quién puede considerarse crítico imparcial y quién no está realmente movido por sus influencias en el medio.

-Luego viene el Festival de Sundance (Utah, EEUU) que también tiene algunos premios del jurado aunque no siempre coincide con el gusto o interés del resto de las premiaciones.

-Después están los Goya en España, que suelen ser relevantes sobre todo para latinoamérica en la categoría “mejor película extranjera” (que este año se “olvidaron” a El Jockey con su excelente dirección y la actuación tan genial de Nahuel Perez Bizcayart).

-BAFTA: serían los “Oscars británicos” por decirlo de una manera sencilla. Digo y reafirmo que en el Reino Unido y sus ex-colonias de Oceanía están lxs mejores intérpretes dramáticxs del mundo (al menos desde la óptica occidental que conozco), por lo que me parece un premio muy valorable.

-Screen Actors Guild (SAG) Awards: Los premios del sindicato. Me parecen bastante más coherentes que los Oscar, aunque no me fío de qué es lo que valora el sindicato: si la interpretación, el talento, la capacidad técnica o tus aportes para el gremio.

-Film Independent Spirit Awards: Al día siguiente del SAG se entregan los premios a las mejores películas y series independientes de habla inglesa o con aportes económicos estadounidenses o ingleses. Me parece bastante valorable y tienen la característica “progre” de que no entregan premios a “mejor actor” o “mejor actriz” sino a “mejor interpretación”; independientemente del género se nominan juntxs tanto actores como actrices como intérpretes no-binarixs.

-Por último está el premio más codiciado: el Oscar, que se entrega en la primera semana de Marzo. Ahí termina el “festival de premios” que se extiende por más o menos dos meses. ¿Quienes nominaron o votaron películas que figuran en la lista de los Oscars las vieron todas? Es altamente probable que no, que solamente hayan visto no más de tres o cuatro del total de más de quince que son nominadas a las categorías grandes (y otras 25 más entre mejor película de animación, documental y cortos). O sea que sí, la gente vota y da premios importantes a películas que no vio, o da solamente a las poquitas que pudo ver, con poca relación con lo que refleja de talento y complejidades de cada película.

-Después están el Writers Guild Awards, el Producer Guild Awards y el Director Guild Awards que no tienen tanta trascendencia y engloban tanto a la tele como el cine y un poco también reflejan lo que puede llegar a pasar previamente a la gran gala. (Ahora que revisé los ganadores de este año “casualmente” los tres sindicatos votaron por “Anora” para mejor película lo cual terminó sucediendo en los Oscars. ¿Raro, no?)

Cuatro de esos siete premios previos a los de la Academia (Globos de Oro, Critic´s, BAFTA, SAG) te dan un panorama tentativo de quién puede llegar a ganar una estatuilla en la última premiación. Desconozco si las premiaciones se deciden al mismo tiempo que las nominaciones o si vienen en una votación posterior, pero sí es seguro que todo es lobby y gustos e intereses personales.

Cuando empecé mi carrera en la actuación (allá por el 2008) aprendí y me di cuenta que el talento es incuantificable, sino que es conceptual y semiótico, dependiendo de cómo nos hace sentir y qué tan verosímil me puede parecer una obra o no según mis gustos y mi manera de ver el mundo, mediada por factores culturales y estado de ánimo de ese momento. ¿Qué quiero decir con esto? Que más allá de lo que se premie o no, no siempre refleja qué expresa en su valor la persona encargada de realizar la labor técnica y/o actoral que se ve en la (ahora no tan) gran pantalla. El cine, como todas las artes, es subjetivo y no exacto; depende de la mirada del/la otrx y de cómo ve lo que se ve en escena. No siempre el premio a “mejor…” refleja si lo fue en realidad y este año hay varios casos, todos los cuales analizaré en mi próximo posteo sobre la última entrega de los Oscars. Agarren pochoclo/maizpira/pororo/cancha/cotufas o como quieran decirle, que tengo bastante para hablar…

Escrito por Abel Lisman

Actor, Profesor Nacional de Teatro (COSATYC Andamio '90), asistente de escena del teatro de Andamio entre los años 2010 y 2012; colaborador en diversas obras teatrales de Buenos Aires y Mendoza; escritor de un libro sobre pedagogía ("Pedagogía Incendaria. La escuela tiene los días contados"). Crítico teatral de la revista "Palabras Macabras" (2018) y del Diario El Sol (2023).

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